Cómo saber si tu sistema nervioso está desregulado.

El siglo XXI está trayendo grandes cambios a la sociedad y la manera en la que vivimos, estos cambios están sucediendo de manera vertiginosa y parece que no terminamos de encontrar la claves para mantenernos equilibrados. Vivimos en una hiperconexión constante y un flujo incesante de información. Estamos sometidos a múltiples estímulos: notificaciones en nuestros teléfonos, redes sociales, correos electrónicos y la presión de estar siempre disponibles y productivos. Sin mencionar la sobreexigencias a las que estamos sometidos constantemente. Este entorno genera una sobreestimulación crónica que impide que nuestro cuerpo y mente encuentren momentos de auténtico descanso. La activación continua del sistema simpático, encargado de la respuesta de "lucha o huida", sin la contraparte relajante del sistema parasimpático -descanso y restauración-, conduce a la desregulación del equilibrio natural del organismo. Con el tiempo, esta sobreestimulación se traduce en síntomas físicos y emocionales, tales como insomnio, ansiedad, irritabilidad, tensión muscular y problemas digestivos.

¿Te suenen algunos de estos síntomas? Si te das cuenta de que llevas más tiempo del que recuerdas sintiéndote así, es momento de preguntarte: ¿qué está pasando?

Reconocer estos signos es el primer paso para retomar el control de tu bienestar. Vamos a explorar cómo identificar la desregulación de tu sistema nervioso y te ofreceremos pautas sencillas para incorporar pequeños hábitos diarios que te ayudarán a restaurar el equilibrio.

¿Qué es la desregulación del sistema nervioso?

Nuestro sistema nervioso es el centro de mando que controla funciones vitales como la respiración, el ritmo cardíaco y la digestión. Está compuesto principalmente por dos ramas:

  • El sistema simpático, que se activa en situaciones de estrés, preparándonos para la acción (la respuesta de “lucha o huida”).

  • El sistema parasimpático, que se encarga de la relajación, la recuperación y el mantenimiento del equilibrio.

Cuando vivimos en un estado de alerta constante —ya sea por estrés laboral, problemas personales o sobreestimulación digital— nuestro sistema simpático se mantiene activo y el parasimpático apenas tiene oportunidad de intervenir. Esto puede traducirse en síntomas como:

  • Ansiedad y nerviosismo constantes.

  • Dificultades para conciliar o mantener el sueño.

  • Cambios de humor, irritabilidad o reacciones emocionales exageradas.

  • Dolores de cabeza, tensión muscular y malestar general.

  • Problemas digestivos como estreñimiento o diarrea, y cambios en el apetito.

El delicado equilibrio entre las dos ramas principales del SN —el sistema nervioso simpático (SNS) y el parasimpático (PNS)— se ve alterado por múltiples factores. Desde el punto de vista científico, este proceso puede ocurrir de la siguiente manera:

  1. Estrés Crónico y Activación Prolongada del SNS:
    Cuando una persona está expuesta de manera continua a factores estresantes, el SNS se mantiene activado de forma prolongada. Esto provoca una liberación constante de hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, que, a largo plazo, pueden afectar negativamente diversas funciones corporales. La activación persistente del SNS impide que el PNS, responsable de la relajación y la recuperación, ejerza su función, lo que lleva a un estado de “alerta constante”.

    Los estudios en MBSR y la investigación de Jon Kabat-Zinn han demostrado que la práctica del mindfulness ayuda a restablecer este equilibrio, reduciendo los niveles de cortisol y promoviendo una respuesta de relajación.

  2. Desregulación del Eje HPA (Hipotálamo-Pituitario-Adrenal):
    El eje HPA es crucial para la respuesta al estrés. En situaciones de estrés crónico, este eje puede volverse disfuncional, alterando la liberación de hormonas y la capacidad del cuerpo para adaptarse al estrés. Esto no solo afecta el estado emocional y cognitivo, sino que también incide en la salud física, debilitando el sistema inmunológico y afectando la regulación de la energía corporal.

  3. Factores Individuales y Variabilidad Interpersonal:
    La desregulación del sistema nervioso no es homogénea y puede variar significativamente entre individuos. Factores como la genética, las experiencias tempranas de vida, la resiliencia personal y el entorno social influyen en cómo se regula o desregula el sistema nervioso.

    • Por ejemplo, personas con antecedentes de trauma o una crianza marcada por el estrés pueden desarrollar una respuesta exagerada al estrés.

    • Asimismo, diferencias en la conectividad y estructura cerebral, como las encontradas en estudios de neuroimagen (por ejemplo, cambios en la amígdala y la corteza prefrontal), explican por qué algunas personas responden mejor a las intervenciones de mindfulness que otras.

  4. Influencia del Estilo de Vida Moderno:
    La vida moderna, con su exposición constante a estímulos digitales, la falta de descanso adecuado y la escasez de momentos de desconexión, contribuye a la sobrecarga sensorial y a la desregulación del sistema nervioso. La carencia de periodos de calma impide que el cuerpo active el sistema parasimpático, que es esencial para la reparación y la recuperación.

¿Y COMO INFLUYE A NIVEL DIGESTIVO?

La desregulación del sistema nervioso también tiene un impacto significativo en la digestión y la microbiota intestinal, debido a la estrecha conexión entre el cerebro y el intestino, conocida como el eje cerebro-intestino. Cuando el sistema nervioso está en un estado de alerta constante, predominando la actividad del sistema simpático, se pueden presentar varios efectos adversos en el sistema digestivo:

  • Alteraciones en la Motilidad Intestinal:
    Una activación crónica del sistema simpático puede reducir la motilidad normal del intestino, lo que puede manifestarse como estreñimiento o, en algunos casos, como diarrea cuando la regulación es caótica.

  • Disminución en la Secreción de Enzimas y Flujo Sanguíneo:
    La respuesta al estrés puede disminuir la producción de enzimas digestivas y alterar el flujo sanguíneo hacia el sistema gastrointestinal, afectando la digestión y la absorción de nutrientes.

  • Impacto en la Microbiota:
    El estrés crónico y la desregulación del sistema nervioso pueden modificar la composición y diversidad de la microbiota intestinal. Un desequilibrio en la microbiota (disbiosis) se ha asociado con problemas digestivos, inflamación y, a su vez, puede influir en el estado de ánimo y en la función inmunológica.

  • Síntomas Digestivos a Tener en Cuenta:

    • Distensión y malestar abdominal.

    • Cambios en los hábitos intestinales (estreñimiento o diarrea).

    • Dolor o cólicos.

    • Alteraciones en el apetito, ya sea disminuido o aumentado.

    • Sensación general de malestar o inflamación.

Estos síntomas, junto con los signos de desregulación emocional y estrés crónico, sugieren que el eje cerebro-intestino está afectado. La evidencia científica respalda que intervenciones que promueven la activación del sistema parasimpático —como la meditación mindfulness— pueden ayudar a restablecer el equilibrio tanto en el sistema nervioso como en la función digestiva y la salud de la microbiota. Mejorar el estado emocional y reducir el estrés no solo favorece la salud mental, sino que también puede contribuir a un sistema digestivo más saludable y a una microbiota más equilibrada.

alteración del descanso

A nivel de sueño y descanso, la desregulación del sistema nervioso se puede identificar a través de varios síntomas y patrones alterados:

  • Dificultad para Conciliar el Sueño:
    Las personas con un sistema nervioso desregulado suelen tener problemas para dormirse, ya que su mente permanece en un estado de alerta debido a la sobreestimulación y la actividad constante del sistema simpático.

  • Sueño No Reparador:
    Aunque logren dormir, el descanso no es profundo ni reparador. Pueden despertarse frecuentemente durante la noche o sentir que no han descansado lo suficiente al despertar, lo que genera fatiga persistente durante el día.

  • Insomnio Crónico:
    La incapacidad para mantener un patrón regular de sueño, con noches de insomnio o sueños agitados, es otro indicador de que el sistema nervioso no está funcionando de manera óptima.

  • Sensación de Fatiga y Falta de Energía:
    Un sueño interrumpido o de mala calidad se traduce en una sensación de cansancio extremo, dificultad para concentrarse y bajo rendimiento en las actividades diarias.

Solemos pensar que mientras dormimos, no hacemos nada, o que es un momento pasivo, pero no, durante el sueño el organismo lleva a cabo una serie de procesos esenciales para la restauración física y mental, como: organizar la información adquirida durante el día lo cual ayuda a procesar y regular las emociones, contribuyendo a la estabilidad emocional y a la capacidad de enfrentar situaciones estresantes de forma equilibrada durante el día. También la reparación y regeneración celular, regulación hormonal, y se activan procesos que mejoran la respuesta inmunitaria, permitiendo que el cuerpo combata infecciones, pero además que se recupere de situaciones de estrés. Por lo que un sistema nervioso desregulado no solo afecta el descanso en sí, sino que repercute en el rendimiento cognitivo, la salud física y el bienestar emocional.

¿Cómo introducir pequeños hábitos diarios para regularlo?

La buena noticia es que podemos tomar medidas simples para restablecer el equilibrio de nuestro sistema nervioso.
La evidencia científica respalda que prácticas estructuradas, como las intervenciones basadas en mindfulness, pueden revertir o mitigar estos efectos. Al entrenar la mente para estar presente, se facilita la activación del sistema parasimpático, lo que ayuda a restaurar el equilibrio. Los estudios han mostrado que después de 8 semanas de práctica regular, se pueden observar mejoras en la regulación emocional y una disminución en la reactividad al estrés. Lo importante es introducir nuevos hábitos en el día a día que entrenen, de manera constante y continuada, a nuestra mente a encontrar el camino del equilibrio. Aquí te dejamos algunas pautas prácticas:

  • Respiración consciente:
    Dedica 2-3 minutos cada hora para realizar respiraciones profundas. Inhala contando hasta 4, mantén unos segundos y exhala lentamente contando hasta 6. Esto activa el sistema parasimpático y reduce la respuesta de estrés.

  • Micro-pausas activas:
    Levántate y estira tu cuerpo o da una breve caminata cada 60-90 minutos. Estos movimientos ayudan a liberar la rigidez muscular y a desconectar de la rutina estresante.

  • Mindfulness en las tareas diarias:
    Practica la atención plena en actividades cotidianas, como tomar una taza de té, lavar los platos o caminar. Concéntrate en los detalles: las sensaciones, los aromas y los sonidos, sin juzgar ni apresurarte.

  • Desconexión digital:
    Reserva momentos libres de dispositivos electrónicos, especialmente antes de dormir. Reducir la exposición a pantallas y notificaciones facilita la relajación y mejora la calidad del sueño.

  • Alimentación y hábitos saludables:
    Mantén una dieta equilibrada y come despacio, saboreando cada bocado. La digestión consciente no solo mejora tu salud gastrointestinal, sino que también ayuda a regular el eje cerebro-intestino, estrechamente vinculado a la regulación nerviosa.

Los beneficios de la meditación y mindfulness

Incorporar la meditación y prácticas de mindfulness en tu rutina diaria puede marcar una gran diferencia. Los programas de meditación basados en evidencia científica, como el MBSR (Mindfulness-Based Stress Reduction) de 8 semanas, han demostrado que:

  • Reducen el estrés y la ansiedad: Disminuyen los niveles de cortisol y mejoran la capacidad para responder de manera consciente a las situaciones estresantes.

  • Mejoran la regulación emocional: Permiten una mayor estabilidad y claridad mental, ayudando a manejar las emociones de forma más equilibrada.

  • Potencian el bienestar general: Contribuyen a mejorar la calidad del sueño, la salud física y el estado de ánimo, favoreciendo una sensación de calma y satisfacción.

LA IMPORTANCIA DE SEGUIR LOS CICLOS NATURALES

Los ciclos naturales juegan un papel fundamental en la regulación del sistema nervioso y pueden influir tanto en su tendencia a desregularse como en su capacidad para autorregularse. Algunos puntos clave son:

  • Ritmos Circadianos:
    Nuestros cuerpos siguen un reloj interno que regula el ciclo sueño-vigilia, la liberación de hormonas (como el cortisol y la melatonina) y otras funciones vitales. Cuando este ritmo se ve alterado —por ejemplo, debido a la exposición excesiva a luz artificial por la noche o a horarios de sueño irregulares— puede afectar la capacidad del sistema nervioso para equilibrarse, aumentando la vulnerabilidad al estrés.

  • Exposición a la Luz y Oscuridad:
    La luz natural es crucial para sincronizar nuestros ritmos circadianos. La falta de luz durante el día o la exposición a luz brillante en horas nocturnas puede interferir con estos ritmos, provocando alteraciones en la regulación del estado de ánimo y en la respuesta al estrés.

  • Ciclos Estacionales:
    Los cambios estacionales también influyen en nuestro sistema nervioso. Por ejemplo, durante los meses de invierno, la reducción de la luz solar puede afectar la producción de serotonina y melatonina, lo que en algunas personas contribuye a trastornos afectivos estacionales y a una menor capacidad para regular las emociones.

  • Importancia de la Sincronización con los Ritmos Naturales:
    Mantener hábitos que respeten estos ciclos—como dormir en horarios regulares, exponerse a luz natural durante el día y evitar la sobreexposición a pantallas antes de acostarse—puede ayudar a preservar el equilibrio entre el sistema simpático y el parasimpático. Esto favorece una mejor respuesta frente al estrés y una mayor capacidad de autorregulación.

Alinear nuestras actividades y hábitos con los ciclos naturales puede fortalecer la capacidad del sistema nervioso para mantenerse regulado, mientras que las alteraciones en estos ritmos pueden contribuir a estados crónicos de sobreestimulación y desregulación. Adoptar una buena higiene del sueño y respetar el ciclo natural de luz y oscuridad son pasos clave para mantener un sistema nervioso equilibrado y resiliente

¿Por qué es tan importante aprender estas técnicas hoy?

En la sociedad actual, caracterizada por su ritmo acelerado y constante sobrecarga de información, el aprendizaje de técnicas de meditación y mindfulness se vuelve esencial, además de reaprender, entender y seguir los ciclos naturales y ritmos de nuestro cuerpo. Estas prácticas no solo nos ayudan a gestionar mejor el estrés, sino que también nos permiten reconectar con nosotros mismos y vivir de manera más plena. Adoptar estos hábitos es una inversión en nuestra salud y bienestar a largo plazo, permitiéndonos enfrentar los desafíos diarios con mayor resiliencia y equilibrio. EN Origen tenemos dos propuestas en esta línea para ti:

  • Nuestro Programa de Meditación y Mindfulness para la regulación del estrés y gestión emocional, dónde aprenderás: técnicas de atención plena, técnicas de respiración profunda que ayudan a activar el sistema parasimpático y promover la calma, ejercicios que permiten identificar y soltar tensiones acumuladas en el cuerpo, escaneo corporal y conciencia corporal, reconocer patrones emocionales y herramientas de regulación emocional, comprensión de la naturaleza del Estrés y del Sistema Nervioso. Integración de Prácticas en la Vida Diaria

  • Nuestros Programas de Ayurveda dónde aprenderás sobre pautas de alimentación, cómo recuperar y seguir los ciclos naturales de tu cuerpo y la naturaleza, pautas para propiciar un descanso reparador, y rutinas de autocuidado.

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